EL INSTITUTO ARMADO
Cadena de Mando
Por: Juan Ibarrola C.
A revisión social está la fortaleza y prospectiva de las instituciones en México.
Las instituciones del estado no funcionan para muchos mexicanos; que decir de los institutos políticos, mismos en los que de plano, la gente no cree en su existencia, ni mucho menos en su quehacer.
Las instituciones educativas y académicas también atraviesan por una crisis de credibilidad nunca antes vista, lo cual de suyo es grave, ya que de entrada son los jóvenes quienes no creen en ellas.
Las religiosas cambian la cerrazón del pensamiento anacrónico por uno, disfrazado de libertad, lo que en realidad solamente sirve para la obtención de adeptos.
Por décimo año consecutivo es el instituto armado quien mantiene el mayor nivel de confianza en la gente.
Los soldados de tierra, mar y aire son mujeres y hombres tan mexicanos como todos los que forman las instituciones de nuestro país.
Lo que cambia quizá es su vocación de servicio. Lo que cambia es que entienden el verdadero valor de dar todo por la patria, aun y a pesar de que todos los que conforman las instituciones nacionales, deberían sentir y hacer lo mismo.
Para muchos mexicanos el valor que otorgan soldados, marinos y pilotos, es único en función de las instituciones del estado, es decir, qué pide a cambio el militar cuando hace un servicio por la gente.
El soldado no objeta, no refunfuña, ni mucho menos desobedece, cuando la orden es auxiliar a la población ya sea en función de seguridad pública, de rescate y atención a damnificados, o cuando realizan campañas de sanidad, reforestación, alfabetización o en contra del hambre.
El soldado no termina su jornada de trabajo, hasta que no esté completamente terminada su misión. Pueden pasar, semanas e incluso meses y todo por el mismo sueldo.
Por el soldado nadie vota, ya que no es gobernante.
Los soldados no ascienden al grado inmediato superior si no lo ganan desde diferentes ámbitos de competencias, capacidades y habilidades.
Un grado militar no se compra o bien se obtiene por ayuda de los compadres.
El soldado no pide contribuciones para que su trabajo pueda realizarse, aun y a pesar de que vive del erario público, al igual que maestros, policías, diputados o senadores.
Los militares no tienen sindicatos o quien represente sus derechos ante la justicia civil.
¿Qué vale la pena cambiar en las instituciones?
¿Qué vale la pena copiar del instituto armado?
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