Y SI ASÍ NO LO HICIERE…

Y SI ASÍ NO LO HICIERE... JUAN IBARROLA C.

Cadena de Mando 
Por Juan Ibarrola C. 

¿Cuáles son las razones de la tropa, la marinería, los cadetes, los oficiales, los jefes, los capitanes, los generales y los almirantes, no solamente por conservar su lealtad a todas las instituciones nacionales, sino más bien por aplicarla adecuadamente a lo que el país necesita?

La institucionalidad que guardan los soldados de tierra, mar y aire es una de las grandes fortalezas del país. Los militares comprenden que la Presidencia de la República es una institución que debe servir a todos los mexicanos y por ello no le regatean su lealtad.

El presidente de la República es comandante supremo de las fuerzas armadas por mandato constitucional. Es comandante de mujeres y hombres convencidos del servicio que entregan al país. Es comandante de la única fuerza armada permanente que tiene México, soportada en la más absoluta legalidad para utilizarla dependiendo las necesidades que el país tenga.

El presidente de México también es jefe de los secretarios de Defensa y de Marina; es titular del Poder Ejecutivo del que dependen administrativamente ambas secretarías y, desde esa realidad, los militares, además de su naturaleza castrense, también son funcionarios públicos federales que, al igual que los civiles, tienen derechos y obligaciones tanto laborales como administrativas, legales, de seguridad y desarrollo social, profesional y personal.

Quien vaya a gobernar este país los próximos seis años tendrá en las fuerzas armadas el soporte para llevar su proyecto de nación a buen término. Mientras gobierne con responsabilidad, dignidad y, sobre todo, anteponiendo los intereses del país por encima de todo, los soldados de tierra, mar y aire desplegarán su máximo potencial para seguir fortaleciendo a México, a los mexicanos, a las instituciones y por último al Presidente.

Quien gane la elección presidencial debe comprender que la nación tiene en sus fuerzas armadas a una institución verdaderamente capaz de enfrentar y confrontar los desafíos que pronto sorteará; debe comprender la importancia de no escatimar esfuerzos ni recursos por seguir en esa dinámica.

Debe comprender que para las tropas y sus comandantes la única ideología es la lealtad; el único resultado es el deber cumplido, pero sobre todo debe comprender que el único interés es con México.

Las tropas y sus comandantes son parte activa de la nación; a ellos la nación no les reclama, al contrario, les agradecen por ser su única y verdadera esperanza.

No puede haber espacio para complacencias, menos para errores.

Y si los hay… que la nación se lo demande.

 

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