LA OMISIÓN PRODUCTO DE LA MEZQUINDAD
Cadena de Mando
Por Juan Ibarrola C.
Para nadie es extraño que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no tenga nunca el objetivo de apoyar, acompañar o, por lo menos, demostrar su valía al recuperar del Estado algún pago para quien le han violado sus derechos.
Es de lamentar la mezquindad de Luis Raúl González Pérez, presidente de la CNDH, quien en los hechos es tan mezquino como omiso. La institución que “indignamente” preside es por mucho una necesidad en estos tiempos de caos, violencia e impunidad, pero de ahí a que este mezquino se lance contra el Ejército por lo que él llama omisión, en verdad resulta fuera de toda proporción.
El Ejército mexicano no necesita nadie que lo defienda; al contrario, ellos son los que defienden. Este texto intenta llamar la atención de una sociedad que no concuerda con quien está al frente de la CNDH. En los hechos, pocas, muy pocas quejas en la CNDH se convierten en recomendación hacia las fuerzas armadas; es así, debido a que la gran mayoría la interponen personas cercanas a las filas de la delincuencia.
Para los criminales, la CNDH se ha convertido en una ventanilla única de quejas, mismas a las que González Pérez les saca el mayor provecho personal para que los medios, la clase política y algunos gobernantes volteen a verlo.
Para los criminales, la CNDH ha servido como medida de presión para desviar y alejar a los militares de ciertas regiones o, bien, intentan tener entretenidos a los abogados militares y navales, así como a una gran cantidad de soldados de tierra, mar y aire.
Déjese de mezquindad señor González Pérez.
En la tragedia de Hidalgo, los omisos fueron los pobladores de Tlahuelilpan que trágicamente murieron quemados por no hacer caso y creer que era mejor llevarse el combustible que dejarlo derramar en el suelo.
No se ha preguntado Luis Raúl ¿por qué no estaba acordonada el área por personal de Protección Civil Estatal? ¿Por qué no es omiso Omar Fayad o el alcalde de Tlahuelilpan?
No hay respuestas. Y no las hay porque lo que vende es culpar y responsabilizar a los soldados. No hay respuestas porque de haberlas, entonces usted no sería tan mezquino señor González Pérez.
Dicen que la diferencia entre un necio y un persistente está en el resultado y el actual presidente de la CNDH no se ha caracterizado por su persistencia.
La semana pasada insistí en este espacio sobre cuál debe ser el resultado de la acción militar contra la delincuencia. ¿Debe haber siempre un empate en el número de muertos?
Y ahora vale la pena preguntar ¿quién marca el protocolo de acción militar ante una circunstancia específica?
De haber actuado los soldados que estaban ahí con el uso legítimo de la fuerza y la violencia, entonces el presidente de la CNDH hubiera también reaccionado de forma mezquina, quizá denunciando abuso por la acción emprendida.
Luis Raúl, pídale a los militares que lo inviten a conocer cómo trata la delincuencia a los ciudadanos.
Y si sucede, lleve una bolsa y un pañuelo. La primera para vomitar y el segundo para enjugar sus lágrimas.
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