LA COBARDÍA CRIMINAL, ANTE EL PODER MILITAR
Cadena de Mando
Por Juan Ibarrola C.
La dignidad de un militar es, al igual que su lealtad, inquebrantable.
Se ha escrito todo sobre los hechos en La Huacana, Michoacán del pasado fin de semana. Propios y extraños, han manifestado sus inquietudes, su enojo, pero sobre todo, su apoyo incondicional a los elementos del pelotón que resistieron los embates de un grupo criminal, disfrazado de pueblo bueno.
Los análisis han sido vastos y apegados a lo poco que se puede conocer de la naturaleza militar. Los soldados de tierra, mar y aire, viven una dignidad producto de su doctrina, de su adiestramiento, pero sobre todo, de su convicción por servir al país.
Ya se ha dicho todo, sobre los soldados en cuestión. Lo que no se ha abordado, es el ejemplo puesto por ellos, para callar a esas voces que provienen de colectivos y grupos de derechos humanos, que insisten en la letalidad, violencia y abuso de autoridad militar. Que se entienda bien; así como estos elementos tienen la capacitación para enfrentar con inteligencia una situación como la vivida, también tienen el adiestramiento para enfrentar con energía y fuerza a un grupo humano de la cantidad que los enfrentó en Michoacán.
Esa es precisamente la dignidad militar.
La dignidad es una cualidad que se vive con honor, valor y merecimiento. Los militares lo viven así, aun y a pesar de que en los hechos, la dignidad del Pelotón de Infantería quedo en entredicho para algunos.
Lo indigno y los indignos son aquellos que confrontaron a la institución de mayor nivel de confianza por parte de los mexicanos.
Lo indigno es la cobardía de quienes tienen que utilizar a mujeres, niños y ancianos como escudo humano, para poder enfrentar a los militares.
Indignos y cobardes, eso es lo que son.
Solos no pueden enfrentar a los soldados de tierra, mar o aire.
Se debe comprender que, los soldados no estaban reprimiendo al pueblo. No tienen necesidad de hacerlo, ya que también son pueblo, sus padres, sus cónyuges, sus hijos y demás familiares también lo son. Confundir en el discurso la posibilidad de represión contra protección del pueblo, sus instituciones y la patria misma, no abona a comprender la dignidad de los militares mexicanos; no abona a comprender el por qué actuaron así en La Huacana.
En un ejercicio de imaginación, qué pasaría si en verdad los mexicanos dejáramos de confiar en las fuerzas armadas.
Lo primero que pasaría es que ese pueblo confundido, empoderado y a la vez, carente de todo; ese que se deja cooptar por la delincuencia para intentar debilitar a las fuerzas armadas, serían las primeras víctimas de esos delincuentes. Lo mejor es que serían los militares quienes fueran a proteger a ese pueblo.
O peor aún, qué pasaría si los militares perdieran la dignidad
Entonces ya no habría retorno.
El escarnio sería mundial.
Lo mejor, es que esa dignidad es, inalterable.
Comencemos a llamar a las cosas por su nombre, sin intentar escatimar la digna naturaleza militar.
Cabo de Turno.
Hoy se celebra el Día de la Marina Nacional.
Se ha llegado a creer que es el día de la marina armada, cuando en realidad es la celebración de las mujeres y hombre que conforman el sector marítimo nacional.
Lo que no se puede escatimar, es la participación activa de la Secretaría de Marina, como cabeza de sector.
Ya lo comentaremos la semana entrante.
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