Centro Militar de Inteligencia

Centro Militar de Inteligencia - Milenio - Raymundo Ramos

Cadena de Mando 
Por Juan Ibarrola C. 

25.03.2023

La principal demanda ciudadana en nuestro país es la seguridad.

No solo en este gobierno, sino en los últimos 23 años, existe una realidad que viven los mexicanos a diario en materia de inseguridad, contrapuesta a la narrativa que diferentes intereses crean para responsabilizar y culpar a las fuerzas armadas de la situación.

Los mexicanos tienen a las fuerzas armadas como la institución de mayor nivel de confianza, no por percepción, sino por convicción; probado está que las acciones que realizan los soldados de tierra, mar y aire —así como los guardias nacionales— son en beneficio de la gente, de su economía y sobre todo de su tranquilidad.

Para lograr esa confianza real, los militares deben tener la mayor cantidad de recursos disponibles, por ejemplo, herramientas tecnológicas que debiliten a los grupos criminales y a la red de intereses que los rodean. Los cárteles tienen, además de recursos económicos, arsenales, equipamientos y vehículos de todo tipo, con sistemas de información con los que enfrentan a la fuerza del Estado, y en ocasiones frustran el éxito de operativos militares o navales en su contra.

Quien debe estar muy contento con la narrativa sobre el espionaje versus trabajos de inteligencia en su contra debe ser Raymundo Ramos.

Ramos sabe bien que nadie lo espió; él sabe que en un trabajo de inteligencia, fue interceptada una llamada que uno de los líderes del Cártel del Noreste le hizo. La categoría de víctima que se la ha querido dar es justo lo que este individuo ha buscado durante años. Su trabajo no es en contra del gobierno, más bien es en favor del CDN, para tener una bandera social que victimiza a los delincuentes y que pone en entredicho la labor de las fuerzas armadas en Nuevo Laredo.

Si se les pregunta a los “neolaredenses” sobre quién es en verdad el defensor de sus intereses, la respuesta será que los soldados son quienes los protegen. Lo anterior evidencia el error de hacer de un asunto local una denuncia nacional, como es la del espionaje.

El Centro Militar de Inteligencia (CMI) es un brazo de la sección segunda del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional. Su existencia es absolutamente necesaria para poder enfrentar toda la capacidad de los grupos criminales, es necesaria para poder crear estrategias o bien modificar las que existen; es necesaria para anticiparse a lo que los cárteles planean.

Si se acusa que el CMI espía a civiles, entonces tendrá que demostrarse, y de hallarse culpables, entonces deberán asumir las consecuencias.

En los últimos 100 años, el Ejército Mexicano cuenta con áreas de inteligencia que le han servido de mucho al país. Quien conozca una acción de inteligencia militar que haya causado un daño o bien desestabilizado a México, debería denunciarla.

La atención debería estar en la verdadera amenaza que representan para este país los grupos criminales, sus efectos en la sociedad y en las condiciones que imponen para que la gente pueda seguir adelante con sus vidas. La atención debería centrarse en cómo evitar que los delincuentes se fortalezcan.

Pensar en debilitar o señalar a las áreas de inteligencia militar no tiene ningún sentido, ya que ni desaparecerán y por seguridad nacional deben mantener una alta confidencialidad en su información y procesos.

Deben estar adelantadas a la amenaza criminal.

No es Raymundo Ramos lo importante.

Es México.

 

Por Juan Ibarrola C. 

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