La sucesión militar y naval
Poder explicar lo que llevará a la próxima Presidenta de México y futura Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas a elegir a quienes serán sus secretarios de Defensa y de Marina, más que complejo es innecesario; y lo es debido a que, como todos sus antecesores, además de las credenciales que cada general o almirante tenga, siempre ha existido en esa decisión una primera impresión que se convierte de manera inmediata en confianza.
La sucesión militar y naval siempre ha dependido de quien será —ahora Presidenta— Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y de nadie más. No depende de periodistas o de abogados mal avenidos a columnistas, tampoco depende de empresarios, o bien del gobierno saliente.
No depende del sabotaje producto de la visceralidad de alguien, tampoco de la confabulación, ni mucho menos de la intriga.
La sucesión en Sedena y Semar es una decisión estratégica que toma quien llevará las riendas del país los siguientes seis años. Es estratégica ya que la relación que tendrá el Presidente con el general y el almirante secretarios debe ser de total y profunda confianza; debe ser de total y recíproca lealtad, comprendiendo que esta relación debe durar todo el sexenio, lo que, probado está, fortalece en gran medida al gobierno, a quien gobierna y a las instituciones. Por tanto, ni se les remueve de sus cargos, ni tampoco se aceptan renuncias.
Desde la más profunda soberbia e ignorancia, hay quien se ha atrevido a publicar nombres de generales y almirantes con posibilidades en la sucesión militar y naval, como si dependiera de quien lo publicó esa decisión y, más allá, también se atreve a descartar a otros o peor aún, mencionar a militares que ya se encuentran en situación de retiro.
Cada sucesión de las cinco que llevo cubriendo la fuente militar y naval, me ha refrendado que nunca debo perder la oportunidad de quedarme callado.
En este esfuerzo editorial, en cada término de sexenio, jamás se han publicado nombres de quienes serán los posibles sucesores en Sedena y en Marina.
Faltan 109 días para que termine esta administración. Durante esos días que faltan, el general Luis Cresencio Sandoval, así como el almirante José Rafael Ojeda, seguirán siendo secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina Armada de México, y por tanto lo correcto y justo es que no se exhiban públicamente otros nombres hasta que la virtual presidenta de México, o en su momento presidenta electa, anuncie quiénes serán los próximos altos mandos del Ejército y la Fuerza Aérea y de la Armada de México.
Lo que sí se puede asegurar en este espacio es que quienes sean los próximos secretarios de la Defensa y de Marina serán como todos sus antecesores en los últimos 111 años: líderes militares destacados para sus instituciones; serán soporte institucional de la próxima Presidenta de México y, por tanto, de los mexicanos.
Los 24 generales que han sido secretarios de la Defensa, así como los 21 almirantes en Marina —contando a los actuales secretarios—, no han sido reprobados por la historia, mucho menos por quienes fueron sus jefes.
Todos ellos contribuyeron y contribuyen para fortalecer a este país.
Son el general y el almirante quienes se adhieren, integran y fortalecen al proyecto de nación que comienza; nunca es al revés.
¡Ojalá se entienda!
Depende de una sola persona.
Por Juan Ibarrola C.
HnF
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@elibarrola
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