EL USO LEGAL DE LA FUERZA Y DE LA VIOLENCIA

EL USO LEGAL DE LA FUERZA Y DE LA VIOLENCIA - JUAN IBARROLA - CADENA DE MANDO

Cadena de Mando 
Por Juan Ibarrola C. 

De no haber colaborado las fuerzas armadas en el combate a la delincuencia, desde hace más de 20 años con las autoridades municipales, estatales y federales, cómo sería la realidad del país en esta materia. Sin duda, dos fenómenos han hecho que esta intervención sea necesaria, el primero, el desbordamiento de las organizaciones criminales y el segundo, la corrupción e incapacidad de las autoridades civiles.

Desde el inicio de esta coadyuvancia militar, se sostuvo que esa participación sería transitoria, en tanto y cuanto, las policías y mandos civiles abatieran la corrupción y adquirieran de ello, madurez y capacidad técnica y operativa necesaria para cumplir con su responsabilidad. En los hechos, ni una ni otra se ha cumplido; las instituciones civiles, locales, federales, policiales, ministeriales y judiciales han cumplido su obligación, luego entonces, la temporalidad en la acción y presencia militar en las calles “tiene” que ser permanente.

Ha sido más fácil transferir la responsabilidad a los militares, al fin, ellos siempre cumplen y lo hacen a cabalidad con institucionalidad y profesionalismo.

Ha sido más fácil, no profesionalizar a las policías y aunado a ello, la casi nula investigación ministerial civil y una reforma judicial que garantiza a los delincuentes, procesos jurídicos con todas las ventajas, aumenta la brecha para que las cosas sigan así.

La intervención de las fuerzas armadas en el combate a la delincuencia organizada y seguridad pública, constituye la última línea de defensa de la población y se debe entender que, los grupos delictivos están provocando al estado Mexicano, retan diariamente al ejército a un combate a muerte, al cual los soldados deben responder, para ganar esa defensa, al menos, con la misma capacidad letal de los agresores.

Los hechos en Nuevo Laredo en julio pasado, ejemplifican el actuar de los grupos delictivos, sin embargo, las investigaciones iniciadas por las autoridades civiles deberán esclarecer los hechos para conocer si hubo excesos o delitos por parte del personal militar que participó esa noche en el enfrentamiento. De haberlos, sin duda, serán castigados por el fuero civil correspondiente.

Mientras sucede, no se debe olvidar, que la delincuencia organizada utiliza no solamente disciplina y logística  de tipo militar, sino también incursionan en esfuerzos de comunicación estratégica y de masas.

No se debe olvidar que los delincuentes no quieren a los militares en las calles, por lo que a diario emprenden campañas de desprestigio para ello.

Los delincuentes saben bien, que la corrupción es el ambiente que les permite su crecimiento y sin duda, pervierte los movimientos a favor de los derechos humanos para alcanzar sus fines.

La ley nacional del uso de la fuerza indica cómo enfrentar a la delincuencia organizada, estableciendo parámetros para el uso de la fuerza letal, sin embargo, se vuelve inoperante ante una delincuencia que por su naturaleza, no respeta las mismas reglas y que emplean equipo militar moderno, de gran letalidad, en contra de los propios militares y de la población civil.

Es irracional por decir lo menos que, ante los despliegues de fuerza y agresividad de los grupos criminales, algunos grupos cuestionen la letalidad de los armamentos y procedimientos que emplean los militares.

La amenaza letal inminente es la que los criminales producen.

¿Cómo debe responder un soldado cuando es agredido con armas de fuego?

Las fuerzas armadas son el uso legal de la fuerza y de la violencia.

¡Que no se olvide!

O, propongan otras soluciones, pero que sean reales y efectivas.

 

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