¿Y los militares? - Juan Ibarrola - Cadena de Mando

Cadena de Mando 
Por Juan Ibarrola C. 

Hace dos años, en una conferencia donde fui invitado, me preguntaron, sobre cuál sería el peor estado de la relación civil-militar en México.

Mi respuesta fue inmediata: “el peor estado será cuando los civiles exijan a los militares que cumplan tareas que corresponden a otras instituciones”. Ese momento sería de grandes consecuencias para el país, ya que significará que a partir de ahí el valor del sacrificio y entrega militar hacia los civiles perderá su esencia. La pérdida de confianza, aceptación y necesidad de convivencia, en un excesivo ejercicio de imaginación -que no está de más hacerlo-, significará también que la esencia militar frenó su permanente tarea de ir adelante de las necesidades sociales e institucionales de México, para poder enfrentarlas y, en su caso, resolverlas.

Los civiles deberán comprender que los militares no son culpables o responsables de todo; es decir, para que mejoren las condiciones de vida de los mexicanos, no depende únicamente de los militares.

Desde hace por lo menos 40 años, la relación civil-militar ha alcanzado un estado tan positivo como productivo, debido justamente a que los militares han sabido transmitir el mensaje de que, a pesar de estar al mando de un civil, primero está el interés y la legalidad del ciudadano, del país y de sus instituciones. Llama mucho la atención de que aun y con las críticas y señalamientos actuales, los civiles no cuestionan el actuar de los militares en tareas que, como dicen algunos, no les corresponden.

Los civiles comprenden la necesidad que tienen de los militares y viceversa; sin embargo, el horizonte de la conformidad y apatía por parte de algunas instituciones civiles, por no hacer nada por la gente, es cada vez más cercano y real.

En la gran mayoría de los países, los militares son el último recurso para emplear en la resolución de conflictos o de obstáculos que minan el desarrollo. En la gran mayoría de esos ejemplos, los civiles ascienden a un nuevo estado, donde predominan, de entrada, el orden, la disciplina y la legalidad; todo lo anterior con la finalidad de que los militares regresen a su reducto para seguir profesionalizándose y modernizándose para cuando su patria los necesite.

Los militares de tierra, mar y aire en México, así como los Guardias Nacionales, se encuentran inmersos en fortalecer las instituciones nacionales. Ojalá que quienes están y estén al frente de ellas, den cuenta de la importancia de encontrar la manera más rápida de ser eficientes con quienes sirven; pensar que prefieran que los militares sigan siendo quienes resuelven, en vez de los civiles, sería un acto de displicencia que solamente los reducirá y los marcará.

Por lo pronto, los militares de tierra, mar y aire siguen protegiendo y defendiendo el territorio nacional. Siguen fortaleciendo la seguridad pública, aun y a pesar de la poca cooperación policial municipal y estatal. Siguen socorriendo a la gente en casos de desastre.

Siguen enfrentando la pandemia con todos sus recursos. Siguen rescatando náufragos en alta mar; siguen protegiendo especies en peligro de extinción.

Siguen representando militar y navalmente a México en el mundo. Siguen teniendo presencia y cooperación en muchos sentidos con otros ejércitos y armadas extranjeras.

Siguen apoyando a la entrega de libros de texto. Siguen otorgando campañas de salud, reforestación, educativas, deportivas, culturales y de desarrollo urbano.

Siguen protegiendo instalaciones estratégicas del país.

Siguen, siguen y siguen.

 

cxi

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@elibarrola

 

 

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